Mireia Guillaumes
Vall Palou Recent works
VALL PALOU: ESPELEOLOGÍA PICTÓRICA
Cualquier viaje por el color y la pintura puede empezar por diversos caminos: se puede decidir si el color tiene que determinar la forma, a qué nivel de abstracción o de realismo se es capaz de asumir o hasta qué punto en cada paso en soporte plástico es una realidad, una experimentación constante con las posibilidades de ser espontáneo, en un medio que precisamente no permite demasiadas irresponsabilidades.
De todos estos caminos, los posibles y los deseables, los que ya han sido puestos en el soporte o los que quedan aún por descubrir en el pincel de óleos, acrílicos o acuarelas, se diría que la autoexigencia de la artista Vall Palou ha escogido a aquéllas que le permiten la expresión directa sin perder la base relevante.
FOTOGRAMAS. Hagamos un ejercicio visual y contemplemos las obras de esta exposición no de una manera individual si no como una secuencia rápida de planos, una pieza detrás de otra alternativamente sin pausa intermedia, y se verá fácilmente la capacidad de transformación de su paleta, como la línea en movimiento pasa de una obra a otra versificando la más amplia gama de un mismo tono de color y como, en definitiva, las obras de Vall Palou son absolutamente conscientes de la mirada de un espectador voraz de imágenes acostumbrado a las pantallas cinematográficas y a los píxeles informáticos.
Por esta razón, una vez vistas las obras como conjunto mezclado de poesía colorística, fijémonos como la sorpresa viene precisamente en ver las obras de forma individual, ya que parece como si la artista hubiese querido en sus obras hacer el proceso inverso, desvelar los píxeles pictóricos, redescubrir el color en su origen y, con la intención de educar nuevamente la vista, devolver al espectador no al color embrionario esto ya lo hicieron en su momento artistas como Miró o Mondrian -, ni tampoco potenciar las lecturas monocromáticas a la manera de Rothko, si no ofrecer al espectador la base desde la cual ser capaz de volver a discernir todos y cada uno de los matices colorísticos, fotograma a fotograma.
EL TERRENO, si sumamos esta intención a los grabados, texturas y drippings sutiles que la artista incorpora en sus piezas, descubriremos que la poesía es aparente y el lirismo no es lo más relevante. Su sensibilidad no tiene nada de azucarada; Vall Palou ofrece un verdadero juego de tensiones entre la abstracción y la materia, una experimentación que va a las raíces pictóricas y plantea debates alrededor de la pureza natural de la técnica, para utilizar a la vez la técnica para crear debates naturales. De aquí se explica cómo recientemente ha experimentado también el medio fotográfico, en este caso fragmentos de naturaleza que consiguen protagonismo gracias a una visión entre nostálgica, materia, crítica y fragmentaria del entorno más inmediato.
Sea cual sea la técnica escogida, lo cierto es que las obras de Vall Palou respiran, el pulmón no es otro que una investigación constante, el órgano indispensable para explicar su evolución a lo largo de una trayectoria nacional e internacional acariciando los terrenos pictóricos por capas, teniendo en cuenta las sedimentaciones, los medios acuosos y los sustratos, con el objetivo de llegar al alma de la materia y del pincel. Vall Palou no solo pinta, lo suyo es un trabajo aún latente de espeleología creativa.
Mireia Guillaumes
Historiadora y crítica de art y cuidadora independiente
Revista Bonart
Cualquier viaje por el color y la pintura puede empezar por diversos caminos: se puede decidir si el color tiene que determinar la forma, a qué nivel de abstracción o de realismo se es capaz de asumir o hasta qué punto en cada paso en soporte plástico es una realidad, una experimentación constante con las posibilidades de ser espontáneo, en un medio que precisamente no permite demasiadas irresponsabilidades.
De todos estos caminos, los posibles y los deseables, los que ya han sido puestos en el soporte o los que quedan aún por descubrir en el pincel de óleos, acrílicos o acuarelas, se diría que la autoexigencia de la artista Vall Palou ha escogido a aquéllas que le permiten la expresión directa sin perder la base relevante.
FOTOGRAMAS. Hagamos un ejercicio visual y contemplemos las obras de esta exposición no de una manera individual si no como una secuencia rápida de planos, una pieza detrás de otra alternativamente sin pausa intermedia, y se verá fácilmente la capacidad de transformación de su paleta, como la línea en movimiento pasa de una obra a otra versificando la más amplia gama de un mismo tono de color y como, en definitiva, las obras de Vall Palou son absolutamente conscientes de la mirada de un espectador voraz de imágenes acostumbrado a las pantallas cinematográficas y a los píxeles informáticos.
Por esta razón, una vez vistas las obras como conjunto mezclado de poesía colorística, fijémonos como la sorpresa viene precisamente en ver las obras de forma individual, ya que parece como si la artista hubiese querido en sus obras hacer el proceso inverso, desvelar los píxeles pictóricos, redescubrir el color en su origen y, con la intención de educar nuevamente la vista, devolver al espectador no al color embrionario esto ya lo hicieron en su momento artistas como Miró o Mondrian -, ni tampoco potenciar las lecturas monocromáticas a la manera de Rothko, si no ofrecer al espectador la base desde la cual ser capaz de volver a discernir todos y cada uno de los matices colorísticos, fotograma a fotograma.
EL TERRENO, si sumamos esta intención a los grabados, texturas y drippings sutiles que la artista incorpora en sus piezas, descubriremos que la poesía es aparente y el lirismo no es lo más relevante. Su sensibilidad no tiene nada de azucarada; Vall Palou ofrece un verdadero juego de tensiones entre la abstracción y la materia, una experimentación que va a las raíces pictóricas y plantea debates alrededor de la pureza natural de la técnica, para utilizar a la vez la técnica para crear debates naturales. De aquí se explica cómo recientemente ha experimentado también el medio fotográfico, en este caso fragmentos de naturaleza que consiguen protagonismo gracias a una visión entre nostálgica, materia, crítica y fragmentaria del entorno más inmediato.
Sea cual sea la técnica escogida, lo cierto es que las obras de Vall Palou respiran, el pulmón no es otro que una investigación constante, el órgano indispensable para explicar su evolución a lo largo de una trayectoria nacional e internacional acariciando los terrenos pictóricos por capas, teniendo en cuenta las sedimentaciones, los medios acuosos y los sustratos, con el objetivo de llegar al alma de la materia y del pincel. Vall Palou no solo pinta, lo suyo es un trabajo aún latente de espeleología creativa.
Mireia Guillaumes
Historiadora y crítica de art y cuidadora independiente
Revista Bonart